Tu igualdad no es la mía

No. No lo necesito.
No necesito que me pagues una escuela infantil para que yo tenga que llevar allí a mi hijo.
Déjame a mí. Que estoy agotada por despertarme tantas veces a atenderle. Que toda mi paz la encuentro debajo de una ducha. Que aún tengo un cuerpo que no veo en el espejo como mío.
Quiero ser yo. Quiero saber que no me preocupará no ver sus primeras veces. Que podré amamantarle hasta que yo quiera no sólo porque lo recomiendan sino porque un trabajo no me lo impide. Que no me preocupará con quién lo dejo cuando enferme.
Porque mi baja maternal es ridículamente corta y sólo hace que me sienta culpable por no tener más opciones.
Que sea yo quien decide. YO.
Sin renunciar a nada. Sin ser menos mujer, menos reivindicativa de mis derechos y de mi igualdad.
Porque se te olvida que no tengo que demostrar nada para ser igual. Porque no tengo que hacer lo mismo para ser igual.
Igual que un hombre es igual de padre sin haberlo parido.
Y no. Él tampoco lo necesita. No necesita que aumentes su tiempo solo para que sea igual que el mío sin tener en cuenta las necesidades de nuestro hijo.
Es todo un disfraz de igualdad visto desde el patriarcado.

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