He aprendido

(Yo no soy ya la que antes de vosotros era. Ya no soy esa persona que sabía todo y nada de ella misma. O quizás, simplemente, he aprendido a rehacerme poro a poro.)

A vuestro lado he aprendido que soy capaz de hacer todo lo que antes eran imposibles.

He aprendido que lo que sueño despierta es más importante que cuánto he dormido.

Que puedo comer en un suspiro o sentir sólo hambre de caricias si una lágrima asoma en un gemido.

Que soy fuerte. Muy fuerte. Soy una heroína que levanta mil kilos mientras aparta monstruos con poco más que un soplido.

He aprendido a inventar historias y a saber vivirlas. A convertirme en pirata, ladrón o bailarina. A fabricar bromas de las que borran lágrimas y curan las heridas.

A divertirme de verdad. A reírme con sinceras carcajadas. A sonreír solo por ver una sonrisa.

He aprendido que el amor se lleva la vergüenza. Que la timidez se cura a besos. Que no hay nada a lo que no me atreviera si lleva escrito vuestro nombre en mi fuerza.

Que el desorden, las pintadas, los juguetes, maquillan mi casa de belleza.

Que nada me deslumbra más que una mirada que centellea de inocencia.

He aprendido a fundir mi enfado dando abrazos y a secar mi tristeza ante la vuestra.

Que el dolor es relativo. Que nada duele más en el alma que el rasguño que se hace un hijo.

Que los pesares solo pesan si son vuestros.

Que soy más feliz desde que vivo sabiendo que la vida os tiene de motivo.

Un comentario

  1. Arturo Kortazar
    La vida me ha enseñado que un amor nuevo puede llegar sin avisarte y sin premeditarlo, y que puede durarte toda una vida, pero que lo más normal es que sea sólo pasajero, de una noche, de unos días, de unos meses, o de unos pocos años… He aprendido que los amigos de toda la vida pueden convertirse en extraños de la noche a la mañana, porque la vida les ponga a prueba y no den la talla, o que por contrapunto, que aquellos que jamás pensaste que fueran a ser tus amistades, te sorprendan gratamente y te resulten infalibles…

    He podido aprender que la gente se porta mal porque no queda registrado con pruebas de lo que dice o hace, pura cobardía, porque siente cierto placer en hacer daño, para que luego no se lo puedan reprochar o hacerles pagar por ello, y ya casi nadie cree que Dios nos vigila constantemente para castigarnos de lo malo y para compensarnos y beneficiarnos de lo bueno.

    He aprendido también viviendo que es adecuado renunciar de las personas que no te valoran, porque de nada sirve una compañía que no te quiere a pesar de que aún la quieras tú, aunque siendo sincero resulta muy difícil alejarse de alguien que te marcó la vida y supuso una diferencia grande, pero eso no quita que vengan personas nuevas que ayuden a cicatrizar tus heridas y que en el futuro lograrás olvidar y volver a confiar en alguien que merezca ser amado.

    He recibido la lección al vivir que decir nunca más, no siempre se cumple, porque la vida no hace más que dar vueltas, nada es definitivo, lo sé por propia experienica, y que lo que se dice que es para siempre, termina fallando y se acaba incluso antes de lo esperado… También he sabido viviendo que el que quiere algo, algo le cuesta, y lucha por ello, puede o no puede conseguirlo, pero que al menos ha tenido ilusión en el intento, y que el no se arriesga por lo que desea no pierde nada, pero tampoco lo gana.

    He logrado saber además que si quieres algo con una persona, ve a por ella y díselo, el no lo tienes por anticipado, y que a lo mejor si esperas, mañana ya sea demasido tarde, y si no te conviene estar con ella, jamás olvides los buenos recuerdos que te ha dado… Y he aprendido que sentir dolor por una pérdida es inevitable, pero el sufrimiento y el dolor, es una elección opcional que tú mismo tomas. Y sé lo que es la tristeza, la debilidad humana y el dolorosa que es la felicidad efímera.

    De la vida he aprendido a amar a base de recibir golpes y decepciones, ya que los malos amores, siempre los tendremos, sin buscarlos vendrán a nosotros, eso es parte de la vida, viene de serie…Y más cuando aprendes amar de manera adecuada por la experiencia vivida, porque ya no te haces falsas ilusiones, entonces es cuando puedes dar con la persona precisa, en el tiempo y el lugar exacto.

    He logrado descubrir viviendo que la vida está llena de contradicciones, lo que hoy creo que es bueno, mañana o en el futuro, puedo pensar que es malo, o al revés, lo que hoy es malo para mí, con el tiempo pueda ser bueno… Porque para lo que a mí pueda ser algo bueno, para otro puede no serlo, pero siempre en la vida enfrentamos aflicciones, penas, alegrías, perdidas, adioses, rupturas amorosas… y en cada experiencia, sobre todo las malas, me ha dejado un buen aprendizaje.

    Aprendí viviendo que lo verdaderamente transcendente para que una persona disfrute de su vida plenamente, es encontrar su sitio, es decir, algo que le permita vivir bien con lo que realiza, y sobre todo que encuentre un sentido a las cosas cuando les vengan mal, y que disponga del grado de autonomía necesario para hacer lo que más le gusta. Si logra dar con esa situación, aunque tenga muchas limitaciones tanto físicas como mentales, siendo minusválido, con cierto retraso o ya anciano… llevará una plenitud de vida que no se mide solamente por su duración, sino por la calidad de los momentos de lucidez y claridad por cortos que puedan ser.

    Y sobre todo he aprendido que de nada sirve seguir negando lo evidente, viviendo fuera de la verdad, y que lo más importante es que hay que seguir aprendiendo siempre, te pase lo que te pase, hasta que desaparezcas de este mundo incierto y cruel, y al mismo tiempo maravilloso.

    ARTURO KORTAZAR AZPILIKUETA MARTIKORENA©

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